viernes, 24 de agosto de 2007

LAS TIERRAS DEL SANTUARIO DE GUADALUPE

Pbro. Edgar Gabriel Stoffel

La tradición mas antigua (Lassaga) señala que al promediar el siglo XVII erigió Dn Juan González de Setúbal en un campo de su propiedad a una legua al Norte de Santa Fe, un oratorio dedicado a la Virgen de las Mercedes, retirándose a vivir allí con su familia y que a su muerte, su viuda le encomendó al ermitaño Javier de la Rosa su cuidado, pero éste al ver el estado de deterioro ‘... pidió a su tía una fracción de terreno cercano...’ para erigir un nuevo oratorio bajo la advocación de Guadalupe, a lo cual accedió la señora de Setúbal.

Una nota publicada en el Boletín Eclesiástico del 16 de octubre de 1900 señala, sin citar fuentes que el ermitaño ‘... pensó en derribarlo por completo (al oratorio de las Mercedes) y alzar cincuenta varas mas al Sud, en un pedazo de terreno cedido por su tía Da. Rosa Reyes, una capilla, que si bien modesta, fuera siempre mas capaz y reuniera al propio tiempo mas ventajosas condiciones que el anterior’ .

En líneas generales coinciden con lo anterior los historiadores del culto guadalupano, Ángel Martegani y Alfonso Durán .

Por su parte, en una carta escrita a su nombre (porque era analfabeta) y dirigida al Nuncio Antonio Sabatucci, el 5 de febrero de 1901, María Antonia Godoy y del Barco afirma:

‘La capilla de Guadalupe en donde se veneraba dicha imagen fue construida en terreno de mis antepasados, en el siglo diez y ocho y desde esa fecha, siempre ha estado al cuidado de ellos, es decir, primeramente de mis abuelo, después de mis padres y últimamente la que suscribe hasta el 15 de marzo del año próximo pasado, en que la Curia eclesiástica tomó posesión de ella, en virtud de la donación, que solamente del terreno le hizo a dicha Curia mi Señora Madre Buenaventura Barco de Godoy por testamento que otorgó el 15 de julio de 1893, quedando por lo tanto la que suscribe en condominio con la Curia sobre las demás del terreno, pues, este se componía de cien varas por costado y la mitad pertenecía mi Señora Madre y la otra mitad era de mi propiedad


Las tierras de los Setúbal y su primitiva capilla

Las primeras referencias a posesiones de Juan González de Setúbal (que suponemos es el nacido hacia 1690 y fallecido el 12 de noviembre de 1764) en la actual Guadalupe, aparecen en el testamento del 10 de octubre de 1742 donde se lee:

‘declaro por mis bienes cuatro cuadras de tierra que tengo en la costa de la laguna que la heredé de mis padres difuntos como consta de la escritura que pasa en mi poder’

En consecuencias, la zona ya habría estado ocupada desde varias décadas antes ya que Juan González de Setúbal (padre del anterior) se había casado con Juana de Aguilera, hija del portugués Francisco Rodríguez y la santafesina Antonia Rosada, la que a su vez era hija del también portugués Domingo Hernández y Juana de Aguilera (.

Desconocemos de que manera llegó a poder de los González Setúbal dicha lonja de tierra, que algunos identifican con la Nro 20 que en el plano de 1653 aparece asignada al Lic. Ramírez, pero que también podría estar relacionada con la cuerda de ´pan llevar´ a una legua de la ciudad que Antonia Rosada aporta como dote en 1650 al casarse con Francisco Rodríguez .

Una segunda referencia la constituye el testamento de 1755 donde el testador aclara que es hijo del Capitán Juan González de Setúbal y Juana Rodríguez, y entre otros bienes (tierras en ambas bandas del Paraná, ganados, intereses en San Juan de la Frontera, casa en la ciudad con huerta, etc), precisa:

‘Una chacra que dista a la parte del Norte sobre la laguna grande como una legua de esta dicha ciudad en la cual tengo una capilla y su sacristía cubierta de teja y en ella toda disposición y ornamento de celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, con más otra casa de paja y ranchos de peones los que asimismo declaro por mis bienes’

Aquí no solo se habla del sitio sino qué además se hace referencia a la existencia de una capilla, aunque no se menciona advocación alguna.

En 1759 nos encontramos con nuevas referencias a esta capilla en la nota que el Pbro Miguel de Leiva (Cura Rector de la Matriz) envía al Deán y Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires informando de la oferta realizada por Juan de Setúbal de ceder un oratorio a dos leguas cortas de la ciudad para que sirva de ayuda de Parroquia debido al incremento de la población, lo cual finalmente no prospera .

Esta capilla, según la tradición publicada por Lassaga estaba dedicada a la Virgen de la Merced, pero la documentación transcripta no dice nada al respecto .

Sin embargo, a favor de esta denominación puede arguirse que en el testamento de 1742 se registra entre las imágenes religiosas un bulto grande de Nuestra Señora de las Mercedes y que el testador se encomienda a dicha advocación , en el de 1755 hay referencias a dos imágenes, una bastante grande y otra mediana con sus respectivos nichos y en el de 1764, que desea ser amortajado con el habito mercedario .

La parte en la cual estaba construida dicha capilla habría sido heredada por Juan González de Setúbal -viudo de Petrona Albarengo y casado en segundas nupcias con María Rosa Reyes- tal como se desprende de la venta que de una fracción de terreno realiza Rosa González de Setúbal en 1774 a Pedro Hilario de Vera.

En la respectiva Escritura que según Durán se hallaba extraviada , y que hemos encontrado en el Museo Etnografico leemos los siguiente:

‘... tres cuerdas de tierras de chacras que están distantes como una legua a la parte del norte de esta ciudad y lindan por el leste, que es su frente con la laguna grande llamada de los Saladillos, por el norte con tierras de Dn Juan González de Setúbal mi hermano, por el Sud con tierras que Doña Felipa y Doña María Hernández han vendido al Escribano del Cabildo y por el poniente que es su fondo hasta el camino que de esta ciudad va a la capilla de mi dicho hermano, que vendrá a ser como la mitad poco mas o menos del que corresponde hasta el camino llamado de Ascochingas...’

En el año 1800 se anota al margen, que los fondos estan errados ya que corren hasta el camino de Ascochingas y no el que va a la Capilla de Guadalupe, denominación que no se utiliza en 1774.

El propietario de las tierras donde se alza la antigua capilla fallece en el año 1777 en un marco de pobreza y aunque se le hace entierro cantado por ser persona decente, se le sepulta de limosna , por lo cual cabe preguntarse si su viuda –tal como lo relata la tradición- estaba en condiciones de reedificar un oratorio, mas si se tiene en cuenta que en 1796 se dice que su hija Rosa Ramona se encuentra destituida de todo bien temporal y que no tiene heredad ni estancia .


La heredad de los Rosa-González Setúbal

La capilla que Francisco Javier de la Rosa comienza a edificar en 1779 se asentará no en las tierras de la viuda de Juan González de Setúbal sino en las que había heredado María Rosa González de Setúbal, por entonces viuda de Carlos Rosa y que fallece en 1807.

De este matrimonio habían nacido varios hijos: María Magdalena, Pedro, Ana Ignacia, José Ignacio, Francisco Javier y María Rosa, quien se desposaría en 1761 con el sanjuanino Martín Godoy y Urquijo, cuyos descendientes serían a la postre quienes reivindicarían la propiedad de este solar.

Del matrimonio Godoy-Rosa, quienes serían los ‘primos’ a quien Javier de la Rosa encomendó el cuidado de la capilla, nacieron al menos tres hijos: José Manuel, Pedro José y José Atanasio siendo este último el abuelo al que hace referencia María Antonia Godoy en su carta al Nuncio Sabatucci.

José Atanasio casa en 1796 con su parienta Rosa Ramona González Setúbal (dispensa de segundo grado de consaguinidad en línea transversal), llamado la atención que al igual que su novia (como ya lo señalamos mas arriba), carece de bienes, heredad, estancia un otra posesión, son pobres y dependientes del trabajo de sus manos para el diario sustento .

Esta situación de precariedad no era privativa de este matrimonio, ya que algunos años antes la que aparece como cabeza de la familia - María Rosa González Setubal-
se había visto envuelta en una demanda por deudas de Pedro de la Rosa (quien tenía negocios en San Juan) alegando no poder pagar por no tener bienes de dicho hijo y que los otros bienes del otro hijo no eran por herencia sino en pago de otra deuda .

También sus progenitores habían pasado por dificultades ya que en 1777 se les había rematado una casa, parte de la cual había sido adquirido con bienes que María Rosa de la Rosa había heredado de su padre y en 1806 ésta aparece como deudora – junto a su marido ya fallecido- de las Temporalidades por 2000 y mas pesos, teniendo como garantía la casa en la que mora que va en decadencia y no alcanza para cubrir dicha deuda .

En 1811 hay un conflicto entre José Atanasio Godoy y su tía Ana Ignacia de la Rosa, quien le reclama un cuarto de la casa que posee la cual le ha sido vendida por el Padre Comendador del Convento de Mercedarios .

Mucho mas llamativo aún, ya que desde el año 1772 franciscanos y mercedarios mantenían un pleito sobre los bienes que habían quedado a la muerte de Carlos Rosa y que zanjado en 1785 disponía el derecho a la finca hipotecada por una deuda de 700 pesos y que debía prorratearse proporcionalmente al momento de la venta , por lo cual no deja de ser sorprendente que la familia haya continuado con la posesión de estas tierras siendo que eran muchos herederos, la situación económica crítica, la herencia licuada y las deudas muchas.





Los Godoy y la reivindicación de la propiedad

Frutos del matrimonio de Atanasio Godoy y Rosa Ramona González Setúbal fueron José María, Mario Gregorio y Buenaventura o José Buenaventura, quien nacido en 1801 casaría en 1825 Buenaventura Barco y Maydana .

Tras varias décadas de silencio documental nos encontramos en 1858 con la venta de una fracción de tierras vecinas a la capilla que José María y Ventura (Buenaventura)
hacen a Tiburcio Aldáo, ocasión en que manifiestan que dicho terreno mas el solar de la Capilla lo recibieron en herencia de su padre ‘... como consta en el reparto y adjudicaciones de sus bienes que obran en poder de ellos como es público y notorio’ lo que no deja de abrir interrogantes si tenemos en cuenta la insolvencia de su madre.

En 1862 se delinea el cementerio de Guadalupe en tierras situadas al oeste de la capilla ocupando una superficie de 113,96 por 113,96 mts y siendo beneficiario de la venta José María Godoy .

A pesar de la mención de que las tierras las recibieron por herencia y las ventas realizadas, en l869 Buenaventura Godoy se ve en la necesidad de solicitar se le acredite la propiedad de estas tierras que poseían desde tiempo inmemorial sus ascendientes, en las que estaba asentada la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe y con una superficie de ocho cuerdas de frente a la laguna por media legua de fondo alegando que la documentación que los acreditaba como poseedores se había perdido a causa de las convulsiones y trastornos políticos.

A favor suyo atestigua Urbano de Iriondo –un caracterizado vecino- quien declara que sabe por haberlo oído decir, públicamente que ese campo ha pertenecido a la antigua familia de Setúbal, de la que son descendientes los expresados Godoy, y que la capilla fue trabajada por un Señor Setubar conocido por el ermitaño y que siempre ha conocido a los Godoy por herederos de los Setubar y poseedores del mencionado campo.

Por su parte Feliciano Barco señala que:

‘sabe y consta que los actuales Godoy y sus padres han estado en pacífica posesión del campo referido, tenidos públicamente por dueños, aunque el declarante no pueda testificar sobre los títulos de propiedad que ellos tenían y que (....) no tiene conocimiento de que haya habido otros poseedores del campo, pues que los causantes de los actuales poseedores han sido los primeros que el declarante ha conocido en posesión’ .

Todavía en 1919, José Antonio Puig reafirmaba esta presencia de los Godoy en el lugar ya que con motivo de la venta de la manzana situada al E. del Santuario (la Nro 40 del plano de 1890) manifiesta que los conocía desde que tenía veinte años (aproximadamente año 1870) por ser sus vecinos, que los había visto siempre y frecuentado su casa y algo similar sucede con Juan Beckman por entonces de 60 años, por haberse criado de chico en la vecindad .

Consultado el Departamento Topográfico responderá de manera afirmativa ya que considera suficiente la información sumaria , a la par que menciona la existencia de un extracto del testamento realizado por Juan de Setúbal el 16 de julio de 1755, específicamente en la cláusula 15ª .

Carentes en consecuencia de toda documentación por pérdida o tal vez por no existir, el proceso de ocupación de las tierras a partir del año 1863 y la distribución de concesiones en la nueva colonia obligaron a los Godoy a legitimar los que hasta ahora había sido ‘pacifica posesión’ y así evitar que sus tierras pasaran a otras manos como sucedió en otras zonas de colonización donde los antiguos pobladores al no poder presentar la documentación correspondiente fueron expulsadas de las mismas .

También debemos señalar que, aunque no lo diga la resolución, las dos leguas y media de fondo que se reivindican no se hacen efectivas en la práctica ya que los sitios al oeste del camino antiguo a la capilla ya habían sido vendidos en 1774 y en esa época lo ocupaban Federico Bock, Juan Koch y José Koch , a la par que abre un nuevo interrogante del porqué de un reclamo a todas luces ilegitimo.

Acreditadas las tierras a favor de Buenaventura Godoy y sus hermanos, el Informe elevado en 1875 por Tomás Furno solo menciona a José María Godoy entre los vecinos asentados entre la laguna y el camino de Guadalupe, a quien flanquean Juan por el sur y Juan Koch por el norte .

Tras las muertes de José María Godoy en 1886 y de Buenaventura Godoy en 1887 , la viuda de éste último y algunos de sus hijos (Martiniano, Balsimeo y María Antonia) proceden en el año 1889 a vender las fracciones que le habían tocado en herencia a Justo del Barco, quien abona la suma de 75000 pesos.

El sitio vendido limitaba al E. con la laguna de Guadalupe, al N. con Justo del Barco y al S. con Crespo y Maciá y la superficie del mismo alcanzaba a los 319.502 mts2, distribuyéndose de sur a norte en el siguiente orden: María Antonia Godoy y del Barco, Ventura Barco vda de Godoy, Balsimeo y Martiniano Godoy.

De esta manera, las tierras de la heredad Setúbal o de la reivindicación Godoy pasaban a manos de Justo del Barco, no quedando claro la situación del sitio de la capilla ya que no hay ninguna mención a la misma en la Escritura .


La recompra del solar

Pocos días después que las tierras pasaran a propiedad de del Barco, nos encontramos que con fecha 23 de diciembre, la viuda de Godoy y su hija María Antonia adquieren por partes iguales la manzana que en el plano de 1890 figurará como Nro 39 (y que así ya aparecía en un plano particular), cuya superficie era de 86,600 m. Por cada lado y que limitaba al N. con Plaza pública, al S. con la manzana 49, al E. con la manzana 40 y al O. con la fracción G y el cementerio público.

En la Escritura se precisa que en dicha manzana ‘... se encuentra construida la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe’ y que el costo del terreno había sido de 10000 pesos moneda nacional.

En el año 1893, al momento de testar, Buenaventura Barco viuda de Godoy señala en la disposición 6ta:

‘Que la parte de terreno en que se encuentra construido el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y que a ella corresponde la donación a la Curia Eclesiástica de esta Diócesis (entonces de Paraná), pero es su voluntad que después de sus días y los de su hija María Antonia, cuide de dicho templo el Pbro Severo Echagüe con anuencia de su Señoría el Sr. Obispo’

Fallecida en 1894 y algún tiempo después el Pbro Echagüe (7 de febrero de 1895) no hay ninguna constancia de que se haya hecho entrega al diocesano –por entonces bastante achacoso y prácticamente ajeno al gobierno de su jurisdicción y la única carta que conocemos de María Antonia Godoy a Mons. Gelabert y Crespo nada habla de la cláusula y sí que su padre le encomendó cuidar el Santuario .


La Curia Eclesiástica de Santa Fe accede a la propiedad del solar

Creado el Obispado de Santa Fe en 1897 y establecido su primer Obispo Mons. Juan Agustín Boneo, nos encontremos con tres actos que definen la política del diocesano respecto al Santuario:
1- sujeción a la jurisdicción episcopal en febrero de 1900
2- Circular del 15 de setiembre de 1900 por el cual se prohíbe la celebración de los ritos católicos en capillas y oratorios que no estuviesen escriturados a favor de la Curia
3- Aceptación , ¿previo reclamo? de la disposición testamentaria de 1893

Cabe aquí una digresión acerca del carácter de la capilla de Guadalupe, ya que si bien estaba construida en una propiedad privada y como tal lo recordará María Antonia Godoy al Nuncio Sabatucci el 5 de febrero de 1901 , gozaba de un status especial dado que en l871 durante su Visita Pastoral a Santa Fe, el Obispo Gelabert y Crespo la había colocado bajo la jurisdicción del Cura Párroco , situación que Mons. Boneo recordará en carta al Nuncio Apostólico el 25 de enero de 1901 y ante lo cual cederán los argumentos esgrimidos ante la autoridad eclesiástica por María Antonia Godoy.

No faltarán quienes vean en esto un abuso del poder eclesiástico ante una mujer mayor y además analfabeta pero la documentación recabada pone de manifiesto que la capilla erigida por el ermitaño –y esto sin mengua de su protagonismo- no fue una obra privada sino pública ya que varios meses antes de su inicio el Obispo Sebastián Malvar y Pinto ratifica la elección recaída en José Uriarte para desempeñarse como Mayordomo de Fabrica y pocos días después concede licencia a Juan Ventura Diaz para que recoja limosna en toda la jurisdicción de la Diócesis de Buenos Aires .

En el Año 1797 José Atanasio Godoy presenta documentación despachada por el Provisor y Vicario General del Obispado en la que figura como Mayordomo Sindico de la Capilla pública de Guadalupe, por lo que reclama las exenciones y privilegios que le corresponden y en 1803, Mons. Benito Lué y Riega en el ejercicio de la Santa Visita Pastoral precisa que el Mayordomo de cuenta anual al Cura y Vicario, que los Párrocos sean privilegiados a la hora de celebrar misa y que cuando las ofrendas sean en reses o efectos se paguen los gastos y que los recaudadores no entren a partir .

En cuanto a los aportes para la obra no parecen haber salido –al menos en su totalidad- del peculio de la heredad Setúbal ya que el 15 de octubre de 1779 José Uriarte testa a favor de la obra un mil pesos , el 18 de mayo de 1780 el notario eclesiástico Francisco Pardo certifica que Ventura Diaz ha entregado limosna que ha recolectado a favor de la construcción , en 1785, el Pbro Francisco Antonio Vera y Múxica da fé que el citado Diaz ha sido fiel y constante en su ministerio de colector conduciendo a Santa Fe el producto recogido en especies de yerba, leña y algodón bastante para poder continuar la capilla, parada en esos momentos por falta de fondos y en 1822 antes el descuido y abandono en que se encontraba la misma, el Cura y Vicario José de Amenabar organiza una colecta entre cuyos aportantes no aparecen los Godoy .


Tras esta consideración, debemos señalar que el 18 de setiembre de 1900 se efectiviza lo dispuesto por la testadora de donar su parte y a la par se hace cesar el condominio que existía sobre la propiedad de marras.

En consecuencia a la Curia le correspondió la mitad parte oeste de dicha manzana en la cual estaba construida la vieja capilla del ermitaño, siendo las medidas del sitio 43,300 de frente al S. por 86,600 de fondo, lindando al N. con terreno destinado a Plaza pública, por el S., manzana 49, por el E. con la mitad restante adjudicada a María Antonia Godoy y al O., la fracción G y el cementerio público.

A María Antonia Godoy se le asigna la otra media manzana, limitando su propiedad
Al O. con el Santuario, al N. con Plaza pública. Al S. con manzana 49 y al O. con manzana Nro 40 .

Tal disposición aceptada en principio por María Antonia Godoy será protestada luego ante el Nuncio Apostólico, sosteniendo en esa misiva de fecha 15 de febrero de 1901 que la donación de su madre a la Curia fue solo del terreno y que por lo tanto el condominio era sobre el resto de las cosas allí plantadas, incluida la capilla .

Sin embargo, poco mas de un mes antes de esta carta, el 8 de enero María Antonia Godoy procede a la venta de la mitad parte E. de la manzana Nro 39, siendo el comprador Mons. Juan Agustín Boneo quien lo hace a título personal y como Obispo de Santa Fe por la suma de cinco mil pesos moneda nacional .

En la Escritura se lee que lo hace en testimonio de su devoción y amor a la Santísima Virgen de Guadalupe (y que) dona a favor de la Diócesis de Santa Fe para el culto a la Santísima Virgen, con la carga de una misa mensual por él y sus familiares tras su muerte , con lo cual la Iglesia toma posesión definitiva del sitio, y al no quedar el lugar de culto sometido a los vaivenes que se suscitan por razones hereditarias, se desarrollará en torno suyo un proyecto pastoral que lo tendrá como corazón.

Nota aclaratoria: Las fuentes que fundamentan esta nota pueden encontarse en el libro de mi autoría sobre Guadalupe editado por la Universidad Catolica de Santa Fe.

No hay comentarios: